CREACION DE PUNTA DEL ICEBERG

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martes, 31 de julio de 2012

SOMOS...MAL QUE TE PESE TNembaum


SOMOS UN PAIS CON BUENA GENTE. MAL QUE TE PESE TNembaum,

Vivimos en un país que es escenario de grandes transformaciones. Sociales, económicas. Políticas y culturales.
El cambio fundamental, lo produce Néstor Kirchner, cuando recupera LA POLITICA. Transformando, de esa manera y para siempre el escenario. El contexto en el que estábamos acostumbrados, como sociedad, a relacionarnos.
De esta manera, la política, toma las riendas de la economía y motoriza el cambio. Que poco a poco nos vamos dando cuenta, que es cultural.
Pero, los procesos históricos no son lineales.
Así como supo haber (y todavía hay) pescadores de río revuelto; también perviven los especialistas en revolver las aguas del río, para que los pescadores de siempre sigan ganando. A costa del pueblo.
Uno de aquellos especialistas ha sido Bernardo Neustadt.
Desde aquella época, subsisten expertos en ese tipo de operaciones: Mariano Grondona, Samuel Gelblung.
Pero, el sistema de poder es un constante generador de estos personajes. Que vienen a ser como anticuerpos contra el avance popular. José Eliaschev, Alfredo Leuco, Eduardo Feinman, Jorge Lanata, Julio Blanck, Ricardo Kirschbaum, Luís Majul, entre otros.
Sin duda, el abanderado de estos prestidigitadores de la palabra es Ernesto Tnembaum.
Quien, con su habitual carga de cinismo y mala leche, cada semana inocula su dosis de veneno en las conciencias de los lectores de la Revista 23. En un vano afán, tal vez, de desmoralizar, desde sus sesudas tergiversaciones de la realidad. O desde sus mentiras. Lisa y llanamente. Como por ejemplo cuando escribe “…Sin ir más lejos, el día de cierre de esta nota (salió el 12/7/2012) por cadena nacional, o sea frente a la mayor audiencia política del país, la señora trató de inútil a Daniel…”
El método que utiliza es sacar de contexto hechos, frases, circunstancias, dichos. Para armar su felonía y atrapar incautos.
En este caso escribo sobre su nota “Un país con buena gente”. En la cual elimina el hecho incontrastable, cual es el Proyecto Nacional y Popular que conduce Cristina Fernández de Kirchner, desde su reelección.
¿Cómo saca de contexto, para con datos parciales construir otro?
Pues obviando un hecho inherente a todo proceso político de cambio, que es: la divergencia.


Cuando quien conduce, interpretando el mandato popular, produce la PROFUNDIZACION de ese proyecto, con medidas acordes y pertinentes al reclamo de quienes apoyan dicho proyecto; esto hace que en el movimiento popular que sostiene e integra el proyecto, se produzcan reacomodamientos.
Hay quienes se suman y hay quienes se bajan. También hay quienes reaccionan como el tero.
Hay quienes priorizan su proyecto personal, defeccionando del proyecto colectivo, como Hugo Moyano.
Hay quienes haciendo la plancha, se encaminan a orillas opuestas al derrotero del conjunto, y hay que avisarle, como a Daniel Scioli. Por si “no se dio cuenta” que va a contramano de las líneas rectoras del Proyecto Nacional.
Acá es, precisamente, cuando aparecen estos “especialistas” buscando llevar agua para los molinos que siempre sometieron al pueblo.
Por esto mismo no llama la atención que no le dediquen una sola nota (en este caso E. TNembaum, en la Revista 23) a la desidia con que el Jefe de Gobierno de CABA va destruyendo la salud, la educación, el patrimonio histórico, el Borda. Cómo, de manera rayana con el incumplimiento de los deberes de funcionario público, deja que crezca la mortalidad infantil. Que ha bajado de manera notable en el resto del país.
La verdad, que no sorprende que reciba su sueldo, todos los meses, de quienes se beneficiaron siendo socios y cómplices del genocidio. De quienes se apropiaron de Papel Prensa mediante tortura y muerte.
En fin.
Tal vez para Ernesto Tnembaum, esto sólo sean “detalles menores”.

Daniel Mojica
Columnista de Radio Gráfica
  


lunes, 23 de julio de 2012

GOLPISMO SIGLO XXI


GOLPISMO SIGLO XXI

Nuestra América en general, y la Argentina en particular han sido víctimas a lo largo del siglo XX, de golpes de estado llevados a cabo por las fuerzas armadas e instrumentadas por dirigentes civiles que siempre han servido a intereses ajenos. Esos intereses, ajenos a los nacionales, estuvieron y están representados por el imperialismo del gran país del norte.
La dirigencia civil que siempre ha sido cómplice y socia del golpismo forma parte de las corporaciones (patronales, partidarias, gremiales, eclesiásticas, financieras, deportivas, judiciales) que integran el sistema de poder. Sistema que ha permanecido intacto, intocado y casi invisibilizado gracias a los grandes medios que han brindado histórico sostén a todo golpismo.
Llegando al colmo, estos grandes medios periodísticos, de haber sido cómplices, socios y beneficiarios del genocidio que llevó a cabo el último golpe tradicional, contra un gobierno democráticamente elegido.
Podemos coincidir en que el siglo XXI ha traído vientos de pueblo a la mayoría de los gobiernos de nuestra América. Gobiernos que se parecen a sus pueblos y que llevan adelante políticas de inclusión en lo interno y de integración, fronteras afuera. Fortaleciendo los propios desarrollos de manera complementaria con sus vecinos.
Consolidando un fuerte bloque político, económico, social y cultural, que se ha plantado frente al resto del  mundo.
Con el plus de haber dejado de lado las recetas implantadas desde los organismos internacionales, que nunca han beneficiado a los pueblos, pero si a las corporaciones.
En un contexto internacional donde queda plenamente evidenciado el fracaso del consenso de Washington, y de las políticas liberales. En un mundo donde la potencia hegemónica no le hace asco a invadir cuanto país se le venga en gana, en pos de apoderarse de las riquezas ajenas. Con la aquiescencia de los organismos internacionales creados para “observar y hacer observar la justicia y las leyes y tratados internacionales, para el mantenimiento de la paz”.
Organismos que también han quedado marcados por un estruendoso fracaso, al servir sólo a los intereses de los países más poderosos, que casi siempre es uno sólo y el mismo.
Ese mismo y poderoso país cuyo única razón de ser parece ser “dominar el mundo” (tal y como era en los dibujos animados de “Pinky y Cerebro”) ha debido modificar su estrategia en nuestra América.
Así como las décadas de los 60 y 70 han sido marcadas a fuego por los golpes militares.
En los 80 y 90, la dominación era instrumentada desde lo económico y financiero. De esta manera los que hacían el trabajo sucio ya no eran los militares. Sino los serviles civiles, que antes estaban detrás de los militares, tuvieron que dar la cara.
Con el proceso emancipador que emergió en nuestra América luego de la nefasta década de los 90. El imperialismo y sus cipayos seguidores han debido variar otra vez su estrategia.
Honduras ha sido una prueba exitosa. A pesar de la inclaudicable oposición de la UNASUR.
Han flaqueado la OEA y la UN.
Por eso mismo adquiere tanta importancia regional el fortalecimiento de la UNASUR, la CELAC, el ALBA. Para contrarrestar el poder opresor de los organismos creados por los opresores.
Falló el intento en Ecuador, contra Rafael Correa. Allí ha sido la policía.
Como sabiamente alerta y señala el doctor Raúl Zaffaroni, son la nueva mano de obra del imperialismo.
En Paraguay mejoraron lo de Honduras. Igual fue farsesco. Pero lograron su cometido. A pesar de la rapidez de reacción de la UNASUR.
Aunque ha sido un golpe a la unidad regional, la respuesta de la región ha sido inmejorable. Se logró la incorporación de la República Bolivariana de Venezuela. A la que el Senado golpista de Paraguay se oponía con fervor cipayo.
Es momento de estar atentos. Afuera y adentro.
Los movimientos de ciertos dirigentes deben ser leídos teniendo en cuenta el contexto regional e internacional. No sólo analizarlos desde lo nacional.
El campo nacional y popular, como sabia y oportunamente ha señalado nuestra Presidenta debe permanecer UNIDO, ORGANIZADO Y SOLIDARIO.
Aquellos que no lo entiendan y persistan en defender sus intereses personales en estos tiempos difíciles, que sepan desde ahora que no están defendiendo los intereses de las grandes mayorías. Ni siquiera de quienes dicen representar.
El pueblo ya lo sabe.

Daniel Mojica
Columnista de Radio Gráfica